sábado, 1 de noviembre de 2008

Los Arribes del Duero (Octubre 2008)

Como todos los Octubres, es época de vendimia en Villamor de los Escuderos, y dejamos unos días para echar una mano al suegro en la recogida de la uva. Pero este año nos ha quedado algún día suelto, y hemos aprovechado para hacer alguna excursión por la zona, como esta que relato a los Arribes del Duero

Pero antes de llegar, paramos en Peñausende para subir a la peña, desde la que se divisa una amplia zona de la comarca. No es muy alta, pero sí es el punto más elevado de la zona, y tiene buenas vistas.

Desde allí no dirigimos a Fermoselle, un pueblo con aire medieval que sirve de punto de entrada al Parque de los Arribes. Tiene varios miradores interesantes, y desde allí se organizan cruceros por el Duero, aunque debe ser solo en verano, porque nos dijeron que en estas fechas estaba cerrado.

Seguimos en dirección a Pereña pasando por los cortados que provoca el río Tormes antes de su desembocadura cercana en el Duero. Es un carretera con muchísimas curvas, no apta para gente con vértigo y que se maree fácilmente, pero el paisaje lo compensa.

Pereña es el pueblo más cercano al Pozo de los Humos, uno de los puntos más representativos del Parque. Es una cascada de unos 30 metros de altura, que recibe su nombre del agua en suspensión que provoca el salto del río, y que tiene el aspecto de una cortina de humo. Pero hay que ir en época de lluvias, porque si no suele estar seco. Para llegar, hay que ir hasta el frontón del pueblo, y detrás de él sale una pista de tierra que llega en unos 3 o 4 km hasta el pozo. Hay otra entrada al pozo desde Masueco, que lleva a un mirador justo encima de la cascada.
Otra visita que se puede hacer desde Pereña es la Ermita de Nuestra Señora del Castillo, situada en un teso con miradores a los Arribes.

Desde Pereña, fuimos hacia la presa de Aldeadávila. Recordaba de hace muchos años que se podía caminar sobre ella, pero ahora ya no lo permiten, y en su lugar han dejado un mirador a una altura considerable sobre la presa. Pero lo mejor de la zona es el Picón de Felipe, un espectácular mirador al que se llega por una camino de tierra en unos 30 minutos.

Y vuelta a Villamor, que había que seguir vendimiando.

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